Cuando nos hacen esta pregunta todos respondemos rotundamente, SÍ. No hay duda, el estrés afecta a tu cuerpo, a tus pensamientos, a tus sentimientos y a tu comportamiento y sí, duele. Pero empecemos por el principio
¿Qué es el estrés?
Según la OMS es «el conjunto de reacciones fisiológicas que preparan al organismo para la acción», es decir es el sistema de alarma que tiene nuestro cuerpo y que es imprescindible para nuestra supervivencia. Nuestro organismo quiere mantenerse siempre estable y constante, así que el estrés es su respuesta cuando se amenaza esa estabilidad. Ya puede ser por un estímulo puntual, agresivo o no, pero ante una amenaza el organismo reacciona. Tu hipotálamo, una pequeña zona en la base de tu cerebro, activa este sistema de alarma. A través de la combinación de señales nerviosas y hormonales, este sistema de alarma incita a las glándulas suprarrenales (que están encima de los riñones) a liberar hormonas, entre ellas la adrenalina y el cortisol. La adrenalina hace aumentar la frecuencia cardíaca, eleva la presión arterial y aumenta el suministro de energía. El cortisol, la “hormona del estrés” por excelencia es la responsable de que haya más azúcar (glucosa) en sangre, para enviar más energía a los músculos. Una vez que la amenaza o el peligro ha pasado el organismo vuelve a la normalidad, bajando lo niveles de adrenalina y cortisol y todos los sistemas reanudan sus actividades regulares.
Cuando la principal amenaza eran nuestros depredadores de esta respuesta dependía nuestra supervivencia, pero ahora los “depredadores” han cambiado. Vivimos en un mundo en el que se impone la rapidez, la impaciencia y la ambición. Ciertas circunstancias como la sobrecarga de trabajo, las responsabilidades, las presiones económicas, las relaciones sociales, y el ambiente competitivo son los “depredadores” que hoy percibe nuestro cuerpo. Nuestro organismo está preparado para manejar el estrés en pequeñas dosis, por ejemplo, el que sentimos cuando damos un frenazo en el coche, o incluso cuando hacemos algo nuevo o emocionante como hacer un viaje en globo.
Cuando nuestro cuerpo se mantiene en alerta incluso cuando no hay peligro, cuando los factores estresantes están siempre presentes, cuando te sientes constantemente atacado y esa reacción de alarma permanece siempre encendida, entonces aparece el estrés crónico. Ese constante estado de alerta dañará nuestra salud física y psíquica y claro que “dolerá”. Eso hará que tu cuerpo gaste todas sus estrategias para aguantar las adversidades y disminuirá el umbral del dolor. Esto significa que el dolor se notará antes. Muchas personas no son capaces de adaptarse o responder ante el ritmo vertiginoso de nuestra sociedad de hiperactividad y productividad, lo que hace que experimenten síntomas psíquicos de estrés, sensaciones de angustia, agotamiento emocional, irritabilidad, baja autoestima, falta de motivación, ansiedad y depresión. Seguro que conoces la sensación de sentirte siempre achacoso. ¿Quién no ha tenido o tiene síntomas físicos como el cansancio, falta de energía, mala memoria, falta de concentración, cuello y mandíbula rígidos, calambres musculares, dolores de cabeza, dificultad para dormir, dolor de estómago?
Pero, ¿qué podemos hacer para reaccionar ante el estrés crónico?
Lo más importante es identificar, el estrés, como un punto de partida para cambiar tus actividades y así, disminuir esa percepción de amenaza. Es posible que no puedas modificar tu situación actual pero sí utilizar ciertas estrategias para manejar mejor el estrés. Estas son algunas sugerencias.
- Descansar, hacer una cura de sueño, debes dormir lo necesario para recuperar fuerzas y el humor.
- Hacer solo lo imprescindible, no debemos cargarnos con las responsabilidades de otros ni estar pendientes de todo. Es muy útil llevar una agenda o diario para organizar y priorizar tus tareas tanto en casa como en el trabajo.
- Escribir tus pensamientos o hablar de ellos con alguien de tu confianza. Este ejercicio te permite ordenar tus ideas y dimensionar las cosas. Podrás soltar lastre.
- Practicar técnicas de relajación como la respiración profunda, los masajes realmente buenos y profesionales, los baños de inmersión y la meditación.
- Dedicar tiempo a las pequeñas distracciones. Saber perder el tiempo y recuperar la capacidad de disfrutar.
- Muévete, desde una simple caminata a acudir a cualquier centro deportivo. Te aseguro que le ejercicio es uno de los mejores terapeutas, te ayudará a despejar tu mente, descansar mejor y mejorar tu humor.
- Evita las maneras poco saludables de manejar el estrés: consumo de alcohol, tabaco, sustancias, comida basura, etc.
- Busca asesoramiento profesional, muchas veces el estrés procede de acontecimientos traumáticos que superan nuestras capacidades. No tienes por qué gestionar tu solo lo que te está pasando.
- En los tiempos que corren es difícil practicar la serenidad, la calma y la lentitud. Parece que no está permitido tomarnos el tiempo necesario para cada actividad y donde “lento” es sinónimo de incapaz. No por hacer muchas cosas o muy rápido se hacen mejor y todos sabemos que las prisas no son buenas.
“Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad que olvidamos lo único importante: vivir” (R. Stevenson)
Desde los años 80 se está abriendo camino el movimiento “slow” (lento en inglés), en principio como reacción al “fast food” (comida rápida, o comida basura) y que propone tomarse el tiempo necesario para producir algo de calidad, disfrutar el proceso y adaptarse al ritmo natural del planeta. El uso reposado del tiempo es bueno para tu salud como individuo y para la salud social. La serenidad aumenta la calidad de vida, el buen uso de la lentitud nos hará más efectivos, no ser “tan-lento” sino actuar con “talento”. Desfrutar la vida en lugar de sobrellevarla.
Bibliografía.
Elsevier. Vol. 26. Núm. 10 “Estrés y Burn out, Definición y prevención” Sandra Torrades. Noviembre 2007. Revista Chilena de neuro-psiquiatría Núm. 48 “Neurobiología del estrés” Fabrice Duval, Feliz Gonzalez y Hassen Rabia. 2010. “El estrés crónico pone tu salud en riesgo” Mayo Clinic 2019. La sabiduría de la tortuga:” Sin prisa, pero sin pausa”. José Luis Trechera. Books4pocket. 2009.